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3. Levantar los brazos. La prueba de estas dos sunnas es el hadiz narrado por Omar Ibn Al Jattab, que Al-lah esté complacido con él, quien dijo: "El día de Badr, el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, miró a los incrédulos, que eran fuertes y eran mil combatientes, y a sus sahabas que apenas eran trescientos diecinueve. Entonces el Profeta de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, se giró para mirar hacia la qibla, extendió sus manos y comenzó a clamar a su Señor: ‘Oh, Al-lah, concédeme lo que me has prometido...’" (Muslim 1763).

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